Como todo lo vintage está de moda, se ve que el mundo del helado también se sube al carro del revival… ¡y nosotros tan felices!
Quién no echa de menos aquellos Frigopiés originales (no los que venden ahora, que están como medio insípidos), los Dráculas, los Negritos, los Twister y los Twister-Choc…
Porque ahora también hay Twister… pero aunque le llamen igual es un simple sucedáneo, como hicieron con el Bollycao cuando le quitaron colesterol… el Twister actual es sólo rojo y amarillo, medio insípido, extra largo y aún encima a un precio prohibitivo! ¿Pero qué se habrán creído los señores fabricantes de helados? ¿Que somos tan ricos como ellos? (hablo de millones, claro, que deliciosos somos todos rato largo, ¿a que sí?) ¿Que nos la pueden colar? Pues no tan fácilmente… porque por suerte, contamos con las marcas de distribuidor, que cada vez están desarrollando más y más productos acertados. ¿Por qué? Porque desde que empezó a hablarse de crisis, el público se lanzó a por las marcas de distribuidor, que han crecido como nunca y gracias a esto pueden destinar recursos a realizar estudios de mercado, que han dado como resultado que sería una gran idea RECUPERAR productos ya descatalogados por “moda”, más que por falta de éxito en su día… el destructivo marketing dictaminó que X producto debía dejar hueco a otro nuevo que aportara aires de futuro y el antiguo producto simplemente desapareció, dejando a todo su público, a sus fans, con las ganas de seguir consumiéndolo. Pues bien, la crisis ha traído la moda vintage y con ella hemos recuperado por ahora (y que yo sepa) el famoso Drácula (hay versiones en Lidl y Mercadona, pero como yo no era fan, no puedo aconsejaros al respecto), el Frigodedo (tampoco he probado sus versiones, también presentes en Lidl y Mercadona) y el Frigopié, entre otros. El Frigopié tiene su versión más sublime en Mercadona, distribuidor que lo comercializa mediante su marca Hacendado y que ha bautizado al heladito con el nombre de Huellas. Muy apropiado: en vez de ir mordiéndole los dedos encarnizadamente al pobre pie, simplemente te comes “el rastro del delito”. Textura tipo mousse, sabor exacto al Frigopié ochentero y precio fantástico… además son helados Sin Gluten, totalmente aptos para celíacos.
Más próximos a nuestro tiempo, escapándome ya de los 80, recomendaré las imitaciones del MaxiBon de Lidl y Mercadona (de nuevo, pero es que en helados son buenísimas: Carrefour suele fallar en chocolates y Alcampo en la textura del helado). Lidl tiene la versión con el chocolate más puro (con menos leche), más cantidad de crocante y la galleta más parecida al original; Mercadona, capa de chocolate algo más gruesa, chocolate más cargado de leche y galleta con dibujo en redecilla, aunque de textura alejada al barquillo, como el original. La ventaja de Mercadona es que ofrece dos formatos: una caja que contiene 6 helados más pequeños u otra con 4 unidades de mayor tamaño. Sólo he probado la caja de 6 y no puedo confirmar si la calidad es la misma en la de 4, pero si alguien puede compartir esa información con nosotros, estaremos encantados de leerla.
No recomiendo la versión en sabores de naranja y de limón del Calippo que ha sacado Hacendado, con el nombre de Sorbetes. Están muy buenos, pero dejan una sensación horrible en el paladar cuando los has terminado. Tal vez sea cosa mía, pero por si acaso, yo no los recomiendo. Si alguien se atreve, o ha picado ya, como yo, nos encantará leer su opinión al respecto.
Para terminar, con esto de los helados sí es importante la suerte que tengas de cogerlos cuando acaban de reponer y no cuando ya llevan días en ese frigo que todo el mundo abre y que nadie cierra (un poquito de respeto, señores, al medio ambiente y al próximo cliente: cierren las puertecicas de los lineales de frío del súper), de no pillar colas en caja y tráfico en la calle, para poder llegar a casa sin que se haya roto la cadena de frío… Estos factores y otros muchos más tendrán que ver en que el helado esté perfecto cuando llegue a vuestra boca o simplemente pasable.